Fuente: elespanol.com
Invertir en los procesos de investigación y desarrollo de nuevos medicamentos es una actividad esencial para garantizar la salud y el bienestar social y la mejora del sistema sanitario. Y es que un país que apuesta por la investigación biomédica posibilita, entre otras cosas, el acceso rápido a medicamentos o el desarrollo de fármacos para enfermedades que aún no tienen tratamiento.
Siendo conscientes de la importancia de destinar más dinero al desarrollo de nuevos fármacos, la industria farmacéutica invirtió 1.267 millones de euros en I+D en 2021, un dato histórico que supone un 9,2% más que el 2020, el segundo con la cifra de inversión más alta pese a las dificultades surgidas por la pandemia. Así lo reflejan los datos obtenidos por la Encuesta sobre Actividades de I+D desarrollada por Farmaindustria, la Asociación Nacional Empresarial de la Industria Farmacéutica establecida en España.
“La apuesta constante de este sector por la inversión en I+D se refleja en que ya casi el 20% de toda la I+D industrial que se hace en nuestro país la desarrolla la industria farmacéutica. Esto supone más del 9% de la I+D llevada a cabo por la totalidad del sector empresarial de nuestro país, y el 6,1% de la investigación total de la economía española, teniendo en cuenta la pública y privada”, destaca el director general de Farmaindustria, Juan Yermo.
De esta inversión en I+D, 674 millones de euros fueron destinados a los centros de investigación de las propias compañías (I+D intramuros), lo que corresponde al 53% del total del gasto. La otra suma restante, 593 millones de euros, se destinó a contratos de investigación con hospitales, universidades y centros públicos y privados (I+D extramuros), un ejemplo de colaboración público-privada. Además, todas las comunidades autónomas de España se vieron beneficiadas de esta inversión, aunque la Comunidad de Madrid (34%) y Cataluña (31%) son en las que más se invirtió.
La encuesta realizada por Farmaindustria también demuestra que más del 60% (789 millones de euros) de la cifra invertida en I+D durante 2021 se destinó a ensayos clínicos, clave para desarrollar tratamientos de última generación y ofrecer nuevas esperanzas a los pacientes. Precisamente, desde 2011 la inversión en investigación clínica ha ido aumentado una media anual del 5,3%, pasando de los 470 millones de euros a los 789 millones que destacan del ejercicio de 2021.
Cabe destacar que del dinero invertido en investigación clínica un 35% (275 millones de euros) se destinó a los ensayos de las fases I y II, las etapas más tempranas en la investigación y desarrollo de un fármaco y que están destinadas a probar tratamientos experimentales en las personas con una enfermedad determinada. Estas dos son las más complicadas desde el punto de vista científico porque los expertos necesitan dar un tratamiento seguro y observar su reacción en el organismo.
Además de invertir en ensayos clínicos, la industria farmacéutica también invirtió un total de 403 millones de euros en el campo de la biotecnología, un 31,8% del total de la inversión en I+D en el año 2021. Esta decisión está basada en el importante papel de la biotecnología para el desarrollo de los medicamentos. El 33% de las compañías farmacéuticas innovadoras utilizan la biotecnología o herramientas de origen biotecnológico en la fase preclínica, destinada a hacer ensayos y pruebas para conocer la actividad del medicamento, y el 57% las usa también en la siguiente fase, la clínica, que se realiza ya en seres humanos.
Esta inversión en I+D de la industria farmacéutica durante el ejercicio de 2021 no solo ha beneficiado de forma muy notable al desarrollo de medicamentos, sino que también ha reforzado su oferta de empleo en los departamentos de I+D, un empleo caracterizado por su alta cualificación y por ser igualitario. Así, el empleo directo en la industria farmacéutica en esta área creció un 6,5% en 2021, llegando a las 5.393 personas, la cifra más alta jamás registrada en el sector.
Además, en cuanto a cuestiones de género, en la actualidad dos tercios de los empleados en I+D en este sector son mujeres y una de cada cuatro investigadoras del sector industrial español procede de las compañías farmacéuticas, tal y como lo muestran los últimos datos recogidos por el INE. “Un empleo de calidad es sinónimo de riqueza para los países. Si añadimos que el empleo en las compañías farmacéuticas innovadoras es, en su mayoría, indefinido e igualitario, tenemos la ecuación ideal para considerar a la industria farmacéutica como un sector estratégico para España”, concluye Yermo.