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Desarrollar y producir nuevos medicamentos para la sociedad es a la vez un privilegio y una gran responsabilidad. Como industria farmacéutica innovadora, es un honor contribuir a mejorar la salud de la población, pero también al crecimiento de la economía y al avance social. Lo hacemos porque somos el sector industrial que más invierte en investigación y desarrollo, un motor productivo y exportador, y a la vez conformamos uno de los ámbitos más seguros y sólidos para trabajar, tanto en términos de estabilidad, como de igualdad y diversidad.
Estas son las bases que nos han permitido situarnos como un sector esencial en nuestro país y en Europa. En España, trabajando en la puesta en marcha del Plan Estratégico de la Industria Farmacéutica, un compromiso adquirido con el Gobierno en diciembre de 2022 y que fija tres aspectos clave para el sector: asegurar el acceso de los pacientes a la innovación, mejorando los tiempos y la disponibilidad de nuevos fármacos gracias a un marco estable, claro, ágil y predecible; consolidar el liderazgo de nuestro país en I+D biomédica, con especial atención a la investigación traslacional, alimentando ese camino de ida y vuelta entre el laboratorio y la práctica clínica; y, por último, reforzar el tejido productivo, apostando por el empleo, el crecimiento y una menor dependencia exterior.
En términos de I+D, el sector acaba de confirmar que el compromiso crece y lo hace a doble dígito. Según la última Encuesta de Actividades de I+D que Farmaindustria publicó el pasado 13 de diciembre, las compañías farmacéuticas asentadas en España batieron en 2022 un nuevo récord de inversión con casi 1.400 millones de euros, un 10% más que el año anterior.
“En 2022 batimos récord de inversión con 1.400 millones”
Casi la mitad de esta inversión, además, se llevó a cabo en proyectos de investigación junto a hospitales, universidades y centros públicos y privados (lo que se denomina investigación extramuros). La magnitud de esta aportación, un auténtico paradigma de la colaboración público-privada en nuestro país, ha sido refrendada por los datos recientemente publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su estadística sobre actividades de I+D, que sitúa a la industria farmacéutica como el primer sector de la economía española por sus inversiones extramuros, que suponen aproximadamente un tercio del total de todo el sector industrial.
La industria farmacéutica es también desde el pasado año el tercer sector en términos de exportación en nuestro país, con más de 26.800 millones en ventas al exterior, un 53% más que el año anterior en parte gracias a las vacunas de la covid.
Unas cifras que consolidan la importancia de este sector para el país y también para Europa. De hecho, la industria farmacéutica innovadora es uno de los cuatro sectores industriales estratégicos –junto al sector energético, el alimentario y el de las tecnologías digitales– fijados como prioritarios e Europa, según la propuesta de autonomía estratégica abierta impulsada por la Presidencia española del Consejo de la Unión Europea, ejercida en el segundo semestre de 2023.
Si bien, como demuestran estos hechos, las bases de la industria biofarmacéutica en nuestro país son sólidas, hay una gran oportunidad para potenciar este sector y su contribución a la salud y la economía. A las tres prioridades fundamentales –mejorar el acceso a los medicamentos para los pacientes, potenciar la I+D y aumentar las capacidades industriales en España–, se suman tres objetivos transversales para nosotros en los próximos años: una apuesta decidida por la digitalización, minimizar nuestra huella medioambiental y promover la prevención, la educación sanitaria y el buen uso del medicamento.
“Queremos acercar los ensayos clínicos a la atención primaria”
Con estos propósitos, nuestro objetivo es seguir siendo un sector innovador y de referencia en España, marcado por la vocación de servicio y en una actitud de diálogo y trabajo colaborativo para dar respuesta a los desafíos que nos demanda la sociedad. Precisamente, uno de esos desafíos al que queremos responder este nuevo año es el de acercar los ensayos clínicos a la atención primaria. Queremos aprovechar la red de centros de salud de atención primaria (más de 3.000 en nuestro país), que aporta una potencialidad enorme para liderar estudios clínicos y supone una oportunidad para acercar el ensayo clínico a casa de los pacientes, lo que redundará en la mejora de la atención asistencial.
Para cumplir todos estos objetivos, lo que la industria farmacéutica precisa es estabilidad, predictibilidad y claridad regulatoria y unos procedimientos y gobernanza acordes que permitan el acceso de los pacientes a los medicamentos de una forma ágil y equitativa.
La cooperación entre los distintos agentes del sistema sanitario es clave para fortalecer el sistema sanitario y trabajar por los pacientes y sus familias. Con ello, España tiene una gran oportunidad de convertirse en un gran hub de innovación y producción biomédica si se crean las condiciones para un diálogo y una colaboración público-privada efectivas.
Tenemos que mirar hacia el futuro. Pocos sectores pueden presumir de tener un propósito tan estimulante como el de promover la investigación, la innovación y la producción de medicamentos para mejorar la vida de las personas, y además hacerlo de una forma ética y responsable con el medio ambiente.
Queremos seguir innovando para las personas. Y queremos hacerlo con la excelencia que siempre nos ha caracterizado, con las buenas prácticas que promovemos en nuestro día a día, con un fuerte compromiso social y con unidad de propósito. Este es el sector que estamos construyendo entre todos.