De los 1.395 millones de euros registrados en 2022, el 60% se dedicaron al desarrollo de ensayos clínicos
Uno de cada ocho euros ya se destina a la investigación básica y preclínica, la más compleja y de mayor riesgo
“De esta inversión se benefician sobre todo los pacientes, porque buena parte se dedica a poner en marcha ensayos clínicos, oportunidad única para curar enfermedades”, valora el director general, Juan Yermo
farmaindustria.es
La inversión en investigación y desarrollo (I+D) de medicamentos por parte de la industria farmacéutica innovadora alcanzó un nuevo máximo histórico en 2022 en España al destinar 1.395 millones de euros a estas actividades, un 10,1% más que en 2021 y el mayor incremento de los últimos 15 años en esta partida.
Así lo refleja la última encuesta sobre I+D en la industria farmacéutica 2022, que Farmaindustria realiza cada año entre sus compañías asociadas, que también apunta que el 60% de los casi 1.400 millones de euros mencionados se dedicaron a desarrollar ensayos clínicos -un 5,6% más que el año anterior y la partida que más inversiones representa dentro de las distintas fases de la investigación de nuevos tratamientos-.
La apuesta de las compañías por realizar investigación clínica en nuestro país ha aumentado a un ritmo medio anual acumulado del 5,7% en los últimos 10 años, pasando de los 479 millones de euros registrados en 2012 a los 834 millones de euros en 2022. España es ya para muchas compañías farmacéuticas el segundo país del mundo en actividad en ensayos clínicos, sólo por detrás de Estados Unidos, y participa en uno de cada tres ensayos que se ponen en marcha en Europa.
Del mismo modo, la industria farmacéutica invirtió 175 millones de euros en investigación básica. Esta es la segunda partida con mayor dotación de recursos, que ha experimentado un crecimiento superior al 11% con respecto a 2021 y que supone que uno de cada ocho euros de la I+D biomédica se dedican a estas fases básica y preclínica, las más complejas. A esta le siguen los 114 millones dedicados al desarrollo tecnológico y otros 105 para labores de farmacoeconomía, epidemiología y estudios posautorización.
“Para nosotros es un orgullo que la cifra de inversión en I+D crezca cada año, lo que ha conseguido que seamos el sector industrial que más invierte en investigación en nuestro país, tanto en términos absolutos (junto con el del automóvil) como en términos relativos (con relación a nuestro tamaño o cifra de negocio), donde también lideramos el ranking, en este caso junto al sector aeroespacial. De esta inversión se benefician sobre todo los pacientes, porque buena parte se dedica a poner en marcha ensayos clínicos, lo que supone que miles de personas en España estén accediendo de manera temprana a los tratamientos del futuro, a ese nuevo medicamento, esa nueva terapia innovadora para su enfermedad, que, si todo va bien, verá la luz cuatro o cinco años más tarde. Y esto, para muchos pacientes de enfermedades graves supone una oportunidad única para curar su enfermedad”, valora el director general de Farmaindustria, Juan Yermo.
Esta apuesta por la investigación clínica también permite que cada vez más hospitales españoles puedan participar en ensayos con nuevos medicamentos, lo que “contribuye a que nuestros profesionales sanitarios estén a la vanguardia del conocimiento científico y a mejorar la calidad de la prestación de nuestro sistema sanitario”, añade Yermo.
La industria farmacéutica destinó casi la mitad de la inversión en España, 633 millones de euros, a contratos de investigación con hospitales, universidades y centros públicos y privados (lo que la encuesta llama “inversión extramuros”). Esta aportación significa una contribución clave para garantizar la sostenibilidad financiera de estos centros, aumentar la cualificación de sus investigadores y facilitar el acceso de los pacientes involucrados en ensayos clínicos a los tratamientos más punteros.
La magnitud de esta aportación —auténtico paradigma de la colaboración público-privada en nuestro país— ha sido refrendada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su estadística sobre actividades de I+D, que sitúa a la industria farmacéutica como el primer sector de la economía española por sus inversiones extramuros, que suponen aproximadamente un tercio del total de todo el sector industrial.
En cuanto a la “inversión intramuros”, la ejecutada en los centros de investigación de las propias compañías, alcanzó los 762 millones de euros, representando el 55% del total de la inversión en I+D.
Según la encuesta, todas las comunidades autónomas captaron inversiones en I+D por parte de la industria farmacéutica innovadora, aunque Madrid (30,4%) y Cataluña (26,7%) acaparan más de la mitad de la inversión total en España. “Necesitamos más centros para hacer investigación clínica, puesto que el 57% de los ensayos se concentran en dos autonomías. La pandemia ha sido clave en este aspecto, porque demostró que con la digitalización se puede lograr esa necesaria descentralización y que cada vez más pacientes tengan cerca la posibilidad de participar en un ensayo clínico. Esto conllevará una mayor equidad en todo el territorio y que las oportunidades no dependan del código postal”, señala el director general de Farmaindustria.
En busca de este objetivo de descentralización y, por tanto, de equidad, Farmaindustria daba un paso al frente a finales de noviembre con la presentación de la Guía de recomendaciones de buenas prácticas para el fomento de la investigación clínica en Atención Primaria, que acercará nuevas oportunidades de tratamiento a los pacientes en los centros de salud.
Por otro lado, en los últimos años de la encuesta se aprecia cómo, dentro del total de inversiones en investigación clínica, han ganado un notable peso los ensayos en fases tempranas, que suben casi 10 puntos y pasan de representar el 26,8% en 2012 al 36,4% en 2022 en cuanto a montante económico se refiere (en número, los ensayos en fases I y II representan el 58% de los aprobados por la Agencia Española de Medicamentos en 2022). Por su parte, los ensayos clínicos en fase III (los que se realizan con un mayor número de pacientes) mantienen su peso y cae el porcentaje de la inversión para los de fase IV (la posterior a la comercialización del medicamento), aunque su dotación económica se ha mantenido estable en estos años.
“Desde luego, toda esta inversión en investigación no sería posible sin una estrecha colaboración con las administraciones sanitarias, el Ministerio de Sanidad, la Agencia Española de Medicamentos, los comités de ética para la investigación de medicamentos, los centros sanitarios y de investigación y con los profesionales y las asociaciones de pacientes”, subraya Yermo. “Desde Farmaindustria vamos a seguir fortaleciendo esta forma de trabajar, que ha permitido situar a España como uno de los mejores países del mundo para hacer investigación clínica y convertir nuestro país en un verdadero hub internacional para hacer estos ensayos clínicos de los que se benefician, nos beneficiamos, todos los ciudadanos”, añade.
Finalmente, entre los datos que arroja la encuesta I+D en la industria farmacéutica 2022 destaca el crecimiento constante del empleo directo en las compañías dentro de los departamentos investigadores, que ya se sitúa en 5.498 personas, la cifra más alta registrada.
Este empleo, además de igualitario —el 67% de los profesionales que trabajan en los departamentos de I+D son mujeres—, es altamente cualificado: en 2022 se ha superado por primera vez el 90% de titulados universitarios en esta área. La cualificación de la plantilla investigadora de la industria farmacéutica es uno de sus rasgos más característicos. En los últimos diez años ha aumentado en casi 9 puntos su peso sobre el total de personal en investigación.
“El sector farmacéutico en España es líder en inversión en I+D, ya que representa un 20% de toda la inversión industrial en nuestro país; es líder a nivel internacional en ensayos clínicos (sólo por detrás de Estados Unidos); crea empleo de alta calidad, cualificado e igualitario; contribuye al PIB nacional por encima de su peso en el empleo a través de su alta productividad y su gran capacidad exportadora, y es un referente en economía circular, compromiso social y los ODS. Además, en la actualidad cerca de una tercera parte de nuestra inversión en investigación se destina a la biotecnología, lo que refuerza aún más el carácter estratégico del sector, siempre y cuando se den las condiciones para explotar todas sus potencialidades. Estamos en condiciones de seguir apostando por este país”, resume el director general de Farmaindustria.
Para lograrlo, Yermo propone revisar los actuales mecanismos de apoyo a la innovación farmacéutica y de colaboración público-privada y fomentar la digitalización del sector, así como disminuir la diferencia existente con respecto a los principales países europeos en cuanto a disponibilidad de nuevos tratamientos y los tiempos de espera de los pacientes para acceder a ellos. De este modo, “seremos capaces de mejorar nuestro ecosistema de innovación y potenciar sinergias entre la investigación pública nacional y la industria farmacéutica”, concluye.